Villagrán rechazó ser candidata uninominal
Ana Villagrán lo rechazó, acaso porque quería el pase automático a la curul, sin hacer campaña. Y en el caso de Taboada, le ofreció un cargo en su equipo de campaña, que ella no aceptó. Pero de ninguna decisión tuvo que ver con su condición de mujer. FOTO: @noticiascd_mx
Glorieta de Colón
Ahora que la diputada Ana Villagrán advirtió que va a acusar al jefe real del panismo en la CDMX, Jorge Romero, al presidente formal del partido, Andrés Atayde, y al candidato a jefe de Gobierno, Santiago Taboada, por violencia política de género, nos dicen que difícilmente va a caminar esa queja ante el INE.
Y es que, Villagrán va a alegar violencia política de género porque no le dieron una candidatura y tampoco la aceptó Taboada en su equipo de campaña. En el primer caso, a Romero no le compete formalmente definir candidaturas.
A Atayde sí, pero nos aseguran que nunca le negó esa posibilidad, que no había espacio como plurinominal, pero le ofreció ser candidata uninominal, ya sea en un distrito de la Cuauhtémoc u otro de Iztacalco. Ella lo rechazó, acaso porque quería el pase automático a la curul, sin hacer campaña. Y en el caso de Taboada, le ofreció un cargo en su equipo de campaña, que ella no aceptó. Pero de ninguna decisión tuvo que ver con su condición de mujer.
El oficioso Gaviño
Alguien en Morena debería decirle al diputado Jorge Gaviño que ya sea menos su defensor oficioso, porque hasta salpica al presidente. En el debate legislativo de este martes, hizo una expresión xenófoba en contra del diputado panista Aníbal Cañez, porque es originario de Baja California, y por lo tanto ni conoce la CDMX, acusó.
El contexto: que Cañez va a ser candidato a diputado por un distrito de Iztapalapa. Hace 3 años, Jesús Sesma compitió por Azcapotzalco, y no sólo no conocía, nunca se paró en su distrito. Pero Gaviño no le dice nada, quizá por aquello de que se le va a las patadas.
En su ataque oficioso, Gaviño olvidó que López Obrador es tabasqueño, e incluso cuando compitió por la capital del país en 2000 ni siquiera cumplía el requisito de residencia, pero se la dejaron pasar. Y ni hablar de alguna candidata de Morena que es originaria de El Salvador, pero hace unos 35 años le ayudaron a regularizar sus papeles como mexicana de nacimiento. ¿Recordará Ebrard esa historia?