A López Obrador le cambió la mirada
La grotesca campaña anticipada de la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, con el millonario despliegue de más de 300 anuncios espectaculares con el hashtag #EsClaudia y su silueta peinada de cola de caballo rompió los límites permisibles en la Presidencia de la República. Le cambió la mirada al presidente Andrés Manuel López Obrador. El hecho puede ser el parteaguas de que el proyecto transexenal del tabasqueño se truncó.
Mensaje Político
Alejandro Lelo de Larrea
La grotesca campaña anticipada de la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, con el millonario despliegue de más de 300 anuncios espectaculares con el hashtag #EsClaudia y su silueta peinada de cola de caballo rompió los límites permisibles en la Presidencia de la República. Le cambió la mirada al presidente Andrés Manuel López Obrador. El hecho puede ser el parteaguas de que el proyecto transexenal del tabasqueño se truncó.
Todo indica que las señales de Palacio son otras a partir del pasado 29 de diciembre, cuando López Obrador expresó su enorme molestia sobre esa burda campaña y dio un manotazo. “No me meto en eso, lo único que puedo decir es que tenemos un pueblo muy politizado. Es un pueblo muy consciente; entonces al que se quiere pasar de listo no le va bien”.
Antes de ese día, desde el arranque de la sucesión indicado por AMLO, en julio de 2021, las señales desde Palacio Nacional eran muy claras de permisividad total para que Sheinbaum hiciera una virtual campaña anticipada. Al menos hay dos ejemplos en que el presidente López Obrador les mandó claros mensajes a las otras corcholatas, Marcelo Ebrard y Adán López, de que ellos no tenían su consentimiento para moverse.
El primero, cuando unos “espontáneos” lanzaron la pinta miles de bardas a favor de Sheinbaum por todo el país. Adán y Ebrard también quisieron irse por ahí, pero recibieron señales de que no. Ya meses después se relajó un poco la limitación desde Palacio, y Adán mandó pintar sus bardas. El canciller no siguió esa estrategia. Después, pararon a Sheinbaum desde el INE.
Lo mismo ocurrió con las giras por todo el país de Sheinbaum. Durante casi un año solo ella tuvo el beneplácito para hasta presionar a los gobernadores de Morena a nombre de Palacio Nacional de que la apoyaran. Adán obtuvo permiso hacia julio de 2022 y Ebrard prácticamente hasta finales del año.
La campaña de anuncios espectaculares colmó al presidente, por burda, grotesca, dispendiosa. También salió regañado el vocero presidencial, Jesús Ramírez, pues fue el orquestador vía la consultora oficial de Morena y la “4T”, Heurística Comunicación SC. Por cierto, esta empresa ha recibido contratos millonarios del gobierno federal, de la Cámara de Diputados comandada por Mario Delgado, hoy presidente de Morena, que también la contrata.
López Obrador debe estar valorando la indisciplina de Sheinbaum y la gente que le rodea, porque no buscan ganar una contienda interna, sino arrebatarla. Para un presidente eso no es buena señal. La historia les ha enseñado que no siempre su favorito y más cercano termina siendo el más leal, sino al contrario.
Por ejemplo, el presidente Luis Echeverría pensó que iba a seguir gobernando con su amigo José López Portillo como sucesor, y éste lo desterró al otro lado del mundo, las Islas Fiyi, como embajador. El propio López Portillo no se equivocó, y por eso en cuanto vio la indisciplina de Mario Moya Palencia, su secretario de Gobernación y favorito para sucederlo, le cambió la mirada y su plan, y se fue con Miguel de la Madrid. A Carlos Salinas, quien tuvo como niño consentido también a Ernesto Zedillo, la historia deja en claro lo mal que le fue: lo persiguió durante todo su mandato y metió a la cárcel a su hermano Raúl.
Hoy, López Obrador debe estar valorando esta circunstancia. Su mirada ya cambió. Por vez primera parece que habla en serio cuando dice que no tiene favorita. Por cierto, al parecer también a Sheinbaum ya le cambió la mirada. Lo veremos.