
La violencia desinfla el balón
Balón Cuadrado
Por Stephen Crane
El panorama es desolador, fantasmagórico, oscurecido de incertidumbre, desazón, para el balompié nacional, a ocho meses de la realización del mundial 2026.
Algo que nunca habia sucedido.
Ni en las ediciones de 1970, con la mano dura del PRI, ni en 1986.
En los últimos siete años, como nunca en la historia de la vida nacional, desde la Revolución Mexicana, un terrible sentimiento de orfandad, desamparo y desasosiego invade a 130 millones de mexicanos: dudan que, si salen de sus casas, van a regresar con vida. Así tengan un ejército de guaruras a su servicio.
La delincuencia organizada y desorganizada, igualmente, asesina a un ciudadano de a pie, que a periodistas, empresarios, políticos, líderes sociales; hombres, mujeres, niños y ancianos. Es el Estado fallido de la llamada Cuarta Transformación, producto de los “abrazos, no balazos”, del entonces presidente Andrés Manuel López Obrador.
Sinaloa llegó a un año de incontenible narcoviolencia el pasado 9 de septiembre ante la mirada laxa, paralizada, del poder.
México convertido en sangriento infierno.
“El 70 por ciento del territorio nacional está en manos de la delincuencia organizada”, alertó Emilio Suárez, diputado federal del Partido Revolucionario Institucional que durante más de 70 estuvo en el poder, en una conferencia de prensa en septiembre pasado, criticando la gestión de seguridad de Morena..
Desde el 1 de diciembre de 2018, con la llegada del partido Morena al poder, han sido asesinadas más de 200 mil personas. A diario ocurren 11 feminicidios, en promedio.
A esta mortuoria estadística se sumaron dos aficionados – que deja en claro no que está exento de ese fenómeno el futbol profesional mexicano, el deporte más popular- que detona lo peor del espíritu cavernario, troglodita, silvestre del aficionado en los estadios.
Hace tiempo era un espectáculo que convocaba a las familias. Ya no es más. Ahora hay heridos y muertos.
Aquellas imágenes desoladoras del estadio Corregidora, en 5 de marzo de 2022, cimbra la anciana memoria y pellizcan la piel del corazón. Ese día, en el marco del partido del equipo local, Querétaro, contra Atlas, se desataron los demonios de la violencia: parecía panteón de cemento y hormigón con cadáveres insepultos, dispersos por todas partes.
Las imágenes eran dantescas, aterradoras, infernales.
Había reporteros que hablaban de muertos. Oficialmente hubo 26 heridos. Aunque, según versiones periodísticas, fueron casi el doble.
“En cualquier otro país, hubiera significado la desafiliación del equipo”, opinó Ricardo de Buen, abogado mexicano, especializado en derecho del deporte, reconocido internacionalmente.
En las últimas horas han sido asesinados dos aficionados a este deporte: uno en el Estadio de CU de la ciudad de México, a unos 35 kilómetros de Palacio Nacional, donde despacha la presidente Claudia Sheinbaum Pardo, y el otro en Guadalajara, Jalisco.
Y el colmo: el pasado fin de semana, durante el Gran Premio de México de la Fórmula 1, en el Autódromo Hermanos Rodríguez, que se caracteriza por convocar familias, hubo un rosario de broncas en las gradas.
Mientras eso ocurre, como un chiste involuntario de mal gusto, en redes sociales circula una imagen de la playera oficial de la Selección Nacional de Futbol, de cara al mundial del 2026, con un costo estratosférico, casi demencial, para la basura redonda que brinda el equipo que comanda Javier Aguirre:
$3 mil 199 pesos, cuando el salario mínimo es de $8,364 mensuales.
Pálido reflejo de la insensibilidad de los zares del balón: privilegian el negocio por encima de la seguridad de los fans en los estadios.
Hace unos momentos fue sepultado al sur de la ciudad de México Rodrigo Mondragón, aficionado del Cruz Azul. Murió por asfixia causada por estrangulamiento -al término del partido entre Cruz Azul y Monterrey en el estadio Olímpico Universitario-, reveló en domingo la necropsia practicada por el Instituto de Servicios Periciales y Ciencias Forenses.
Fuentes ministeriales confirmaron que el procedimiento forense determinó la causa de muerte y que el cuerpo fue entregado a sus familiares cerca de las 7 horas del lunes.
El hecho ocurrió la noche del sábado, cuando personal de seguridad de la UNAM realizaba el desalojo de los asistentes del área de estacionamientos y estando en su auto se habría percatado “de que estaban golpeando a unas personas”, lo que motivó a que descendiera de la unidad para querer ayudar, por lo que comenzaron a golpearlo y a seis personas más, “pero con quien se ensañaron fue con Rodrigo”, dijo Alma, hermana de Rebeca Pérez, esposa de Rodrigo.
Relató que estuvo en calidad de desaparecido por cinco horas, tras recibir varios golpes por parte de más de 30 trabajadores de la UNAM y que fuera detenido e ingresado a un vehículo de la institución.
Señaló que “lo subieron a la patrulla aún con vida, y mientras a él lo seguían golpeando, a su amigo lo sometieron”.
Fue uno de ellos quien informó sobre la situación a Rebeca a las 12:02 de la madrugada, por lo que decidió acudir al estadio; sin embargo, ni siquiera le permitieron ingresar al estacionamiento ni le dieron respuesta.
Por ello, estuvo peregrinando para dar con Rodrigo, porque “nunca lo presentaron en un Ministerio Público, algún hospital, ni había reporte en Locatel, fue hasta las 5 horas que le notificaron que había muerto.
Desmintió el comunicado de la Liga MX respecto a que a las 23:28 “estaba totalmente desaforado (sic) el estadio”, al señalar que al llegar su hermana después de la medianoche a pedir informes aún había personas en el estacionamiento.
Al respecto, la fiscal capitalina, Bertha Alcalde Luján, informó que la Secretaría de Seguridad Ciudadana puso a disposición a cuatro personas, empleadas como personal de seguridad universitaria.
Añadió que la situación jurídica de estas personas se definirá conforme avance la investigación, tomando en cuenta los resultados de la necropsia, así como diversos actos de investigación, incluidos análisis de videos de cámaras, entrevistas y otras diligencias en curso.
En Guadalajara, la comunidad de la Universidad de Guadalajara y familiares de José Eduardo Ramírez Ávalos, el adolescente de 16 años asesinado a cuchilladas la noche del viernes al término de la serenata que aficionados de las Chivas le ofrecieron a su equipo en un hotel de Zapopan, exigieron que sean detenidos los sujetos que agredieron al grupo de seguidores rojiblancos y que también provocaron lesiones en otro joven de 15 y uno de 21 años.
En un comunicado este domingo, la UdeG lamentó la muerte de su estudiante de bachillerato y manifestó su solidaridad con la familia, amigos y compañeros del joven.
“El deporte debe ser siempre un motivo de encuentro, identidad y sana convivencia, no una causa de enfrentamiento o violencia”, dijo la institución.
La universidad hizo un llamado a las autoridades para que investiguen este hecho “con celeridad, rigor y transparencia, a fin de que los responsables sean plenamente identificados y sancionados conforme al marco jurídico vigente”.
En redes sociales, la hermana de José Eduardo, Andrea Ramírez, compartió un video como memorial a su familiar en el que se ven imágenes de él ataviado con el jersey de las Chivas.
En su texto, la publicación señala que los agresores llegaron a golpear a José Eduardo y lo atacaron con una navaja en el cruce de Mariano Otero y Granate, después de que terminó la serenata a los jugadores rojiblancos que su afición suele ofrecerles en su hotel de concentración previo a la realización de un partido importante.
“Me mataron a mi hermano, él solo fue a la serenata de las Chivas y al acabarse llegaron unos aficionados del Atlas y lo golpearon y con una navaja le dieron. Solo espero que se haga justicia porque no merecía eso, él sólo tenía 16 años. Me lo quitaron, no es justo, me quitaron a mi hermano, a mi compañero, a mí todo”, dice Andrea.
En la agresión con arma blanca también resultaron lesionados Luis Eduardo, de 15 años, con dos heridas en tórax posterior y cuyo estado de salud fue calificado de regular, y Ángel Gabriel, de 21 años, quien sufrió dos lesiones en el abdomen.
Testigos y autoridades confirmaron que los agresores escaparon en un Chevrolet Aveo, un Honda Civic y un Hyundai, vehículos en los que llegaron al lugar. También los identificaron como seguidores del equipo Atlas, quien el sábado enfrentó a Chivas y perdió por goleada.
Junto al hotel y prevista la serenata se montó un dispositivo de acordonamiento y cierre vial, por lo que había presencia policial además de múltiples cámaras de videovigilancia privadas y públicas, pese a lo cual casi 48 horas después no ha sido detenido alguno de los agresores.
También fue eclipsada por la violencia la fiesta de los bólidos el pasado fin de semana, en la ciudad de México.
El 26 de octubre dejó una postal que nada tiene que ver con la velocidad ni con el deporte: una riña en las gradas del Autódromo Hermanos Rodríguez.
En videos que circularon en redes se observa a seguidores con playeras de Ferrari y Red Bull lanzándose cerveza, golpes y patadas, mientras otros espectadores —lejos de separar— graban o incluso celebran la trifulca.
El incidente, ocurrido en la jornada de calificación, terminó por opacar el espectáculo y encendió alertas sobre la cultura del aficionado y el consumo de alcohol dentro del inmueble, publicó el portal El juego que no cansa que dirige Geoffrey Recoder Renteral, reconocido doctor en ciencias de la educación.
El deporte, futbol en particular, comienza a ser cada vez más, espejo de la rabiosa violencia en todo el país.
(Con información del diario La Jornada y diarios digitales)
