Maradona, “Dios y Diablo”, en México 86’: Emmanuel Macron

+Sentida carta pública del presidente francés tras el deceso de Diego

+Como pocos jefes de Estado rinde homenaje al Pelusa, muerto el miércoles a los 60 años

+Considerándolo «artista», «genio», «jugador suntuoso», asegura que fue «el más grande futbolista de todos los tiempos»

+El mandatario galo reconoce que el Diez “hizo la revolución en la cancha”

+Recuerda la derrota de la dictadura militar argentina en la guerra contra Inglaterra por las Islas Malvinas

+Palabras que decantan polémica diplomática

 

Ciudad de México, 26 Noviembre (CDMX MAGACÍN/JESÚS YAÑEZ).- Como ningún otro jefe de Estado, mediante una amplia y sentida carta, el presidente francés rindió homenaje a Maradona. Diego Armando falleció el miércoles a sus 60 años por una descompensación cardíaca, quien en el mundial de México 1986, donde resultó campeón con la Selección  Argentina, fue artífice de una memorable gesta deportiva. Emmanuel Macron aseguró que en ese torneo, El Diez fue “Dios y Diablo”, tras los dos goles anotados contra Inglaterra.

Calificándolo de «artista» y «jugador suntuoso», Macrón sostuvo en la epístola post mortem que el crack argentino fue «el más grande futbolista de todos los tiempos».

Y resumió, en seis palabras, sin temor a herir la susceptibilidad de Pelé, Franz Beckenbauer, ni la memoria de Johan Cruyff:

«Hizo la revolución en la cancha».

Macron cerró su carta con un emotivo: «Diego se queda», luego de definir al 10 como un «genio inclasificable» que dejó atrás a «millones de huérfanos».

El presidente Alberto Fernández destacó el valor del mensaje del mandatario francés por tratarse de un texto «que va directo al corazón».

En tanto, el canciller venezolano Jorge Arreaza fue crítico de un fragmento de la misiva en el que Macron planteó que la cercanía de Maradona con Hugo Chávez y Fidel Castro «tendrán el sabor amargo de la derrota».

Así comienza la misiva elaborada por la presidencia francesa:

«La mano de Dios había depositado a un genio del futbol en la Tierra».

El texto describe a Maradona como un «jugador suntuoso e impredecible» y un «bailarín en botines, no era un atleta sino un artista que encarnaba la magia del juego».

Para Macron, «el futbol de Maradona no se había visto antes».

Planteó el mandatario francés en su misiva:

«Nacido en un barrio carenciado de Buenos Aires, Diego Armando Maradona hizo soñar a su familia y a sus vecinos con sus ‘bicicletas’, que han dejado crucificados a los mejores defensores europeos»

Con un conocimiento sorprendente de las idas y vueltas futbolísticas del capitán de la Selección Argentina, Macron relató:

«Boca Juniors y su mística hinchada lo hicieron conocido en el mundo. Barcelona consiguió una joya, creyendo que por fin había encontrado al sucesor de Johan Cruyff para dominar nuevamente el futbol europeo».

Continuando con la carrera del Diez, el mandatario galo advirtió:

«Fue en Nápoles cuando Diego se convirtió en Maradona. En el sur italiano, el pibe de oro reencontró la pasión de los estadios sudamericanos, el fervor irracional de los fanáticos, y llevó al Nápoles al camino del Scudetto, a las cumbres de Europa».

La carta describe las gestas de Maradona con la Selección Argentina en el Mundial de México 1986. Fundamentalmente en el histórico partido contra Inglaterra, tras la guerra por las Islas Malvinas en 1982 contra el Imperio Británico, que representó el estrepitoso fracaso de la dictadura militar, que se decantó en su posterior caída y que dejó una negra estela de 30 mil muertos-desaparecidos de 1976 a 1983:

«Le quedaba por escribir la historia de un país herido por la dictadura y la derrota militar. Esta resurrección ocurrió en 1986, con el partido más geopolítico de la historia del futbol».

En ese encuentro Macron dice que «marcó los dos goles más famosos en la historia del fútbol»: el primero de ellos fue el de la «Mano de Dios» donde «quisieron impugnar el milagro, pero el árbitro no había visto nada: la actitud agrandada de Maradona le hizo ganar ese punto».

En su sorpresivo homenaje, agregó:

«La mano de Dios depositó a un genio del futbol en la tierra. Acaba de retomarlo con una jugada imprevista que engañó a todas nuestras defensas.”

Y preguntó:

“¿Quería con este gesto, dirimir el debate del siglo: ¿Es Diego Maradona el más grande futbolista de todos los tiempos?

Respondió:

“Las lágrimas de millones de huérfanos responden hoy con una evidencia dolorida.»

En ese mismo partido contra los ingleses llegó después el llamado «Gol del Siglo» con «una carrera alucinante» luego de esquivar a medio equipo rival.

Ese tanto «convoca los ánimos de los más grandes gambeteadores del balompié: Garrincha, Kopa, Pelé unidos en una sola acción», dijo Macron.

«En el mismo partido, Dios y Diablo, marcó los dos goles más famosos de la historia del futbol», planteó el mandatario francés desde su concepto bicéfalo.

Al consagrarse campeón en México 86’, Maradona consiguió que la Copa del Mundo volviera a Argentina.

«Esta vez es la del pueblo, no la de los generales», subrayó Macron en alusión al primer título del seleccionado argentino, obtenido en 1978 como local, con César Luis Menotti en la dirección técnica, y en plena dictadura militar.

En definitiva, Macron rindió homenaje «a ese soberano incontestable del balón que tanto amaron los franceses.»

Y envió sus condolencias a los compatriotas argentinos, a los napolitanos, pero también a los niños que «ahorraban dinero para completar el álbum de figuritas del Mundial 86 con su imagen y a quienes negociaban con sus parejas para bautizar Diego a su hijo».

Añadió:

“A sus compatriotas argentinos, a los napolitanos que dibujaron frescos dignos de Diego Rivera con su imagen, a los enamorados del futbol, el presidente francés envía sus condolencias conmovidas», escribió Macron.

El presidente Alberto Fernández destacó la carta del presidente francés.

«El texto que escribió Emmanuel Macron para despedir a Diego impresiona por su sensibilidad y su comprensión humana de lo que significó para nosotros. Va directo al corazón. Gracias, presidente, por estas palabras tan sentidas», escribió Fernández en su cuenta de Twitter.

Sin embargo, no todos fueron elogios.

En un tramo de la carta, Macron advirtió que las visitas de Maradona a Fidel Castro y a Hugo Chávez «tendrán el sabor amargo de la derrota».

«Fue en las canchas donde Maradona hizo la revolución», agregó.

Esas declaraciones le valieron una rápida respuesta del gobierno venezolano.

«La única derrota es la de una clase política que tiembla ante el uniforme amarillo de los trabajadores», atajó el canciller de Venezuela, Jorge Arreaza.

«Macron y sus asesores quisieron desplegar prosa poética para despedir al gran Diego. Sin embargo, deshonran sus ideales y sus luchas», agregó.

Pero, como concluyó Macron contrito, su epístola en español:

«Diego se queda».

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