Pumas, cartel del balón en la UNAM

Cobra derecho de piso por jugar en CU

+El club nació privado, expropiado y luego reprivatizado

+Fallece Guillermo Soberón Acevedo,  exrector de la UNAM que devolvió el equipo a la iniciativa privada en 1977

+Opera bajo la figura de Patronato A.C.,  subvencionado por  la Universidad, sin devolver un peso

+”Montaje, durante décadas”, que involucra a rectores, desde Soberón Acevedo hasta Enrique Graue Wiechers, afirma el portal Aristegui Noticias

 +Incluye integrantes de Juntas de Gobierno Patronatos y Consejos Universitarios

+Paradoja, de 2014 a junio de 2019, la Universidad entregó a la Asociación Civil 338 millones 908 mil 980 pesos

+De 2007 a 2017, el equipo de futbol generó una derrama económica de cuatro mil 500 millones de pesos, según el diario El Economista.

+Mientras hay académicos que ganan dos mil 500 pesos mensuales

Ciudad de México, 26 Octubre (CDMX MAGACÍN/JESÚS YAÑEZ).-Balón, eficaz opio social: “los goles convertidos en la cancha son goles en contra de los dominados”, escribe el alemán Gerhard Vinnai, en su libro Futbol e Ideología, publicado en 1971 por editorial Siglo XXI.  Por eso de los 311 clubes afiliados a la Federación Mexicana de Futbol todos, en mayor o menor medida, reciben presupuestos desde los tres niveles de gobierno: federal, estatal y municipal.

Dinero público para beneficio privado de una empresa multimillonaria cuya virtud principal es amortajar conciencias. De acuerdo con el portal Transfermakt –una especie de bolsa de valores de clubes, ligas y jugadores— la Liga Mx está valuada en poco más de 656 millones de euros, unos 16 mil 518 millones de pesos.

Es decir, unos  45.4 millones de personas que conforman la población económicamente activa –hasta marzo pasado, antes de la pandemia de covid 19, subvencionaban a los poderosos zares del balón aglutinados en la Federación Mexicana de Futbol que comanda Yon de Luisa.

Pero si hay un equipo que resulta emblemático en esta perversa historia es, curioso, Pumas. Pocos saben que es cartel del futbol a la brillante sombra de la Universidad Nacional Autónoma de México. Su principal artífice fue Guillermo Soberón Acevedo, rector de la UNAM de 1973 a 1981. Falleció en días pasados a los 94 años de edad.

Y con él muere, quizá, una de las historias más infaustas e ignominiosas del deporte mexicano: la reprivatización de Pumas, uno de los cuatro más populares del futbol mexicano, con América, Chivas y Cruz Azul.

En 1977, él entregó el club a un patronato –Club Universidad Nacional A.C.– encabezado por exalumnos de esa casa de estudios –miembros de la Facultad de Ingeniería, en particular–, con un pretexto baladí:

O pagaba estratosféricos salarios a los jugadores –cerca de 20 mil pesos mensuales, ahora Guillermo Ochoa, portero de Pumas, gana cuatro millones de dólares –unos 90 millones de pesos anuales– o adquirían microscopios para la investigación científica.

La realidad era otra.

Bajo su mandato se lograron dos de los siete títulos de liga que tiene el equipo: 1977 y 1981. El martes 5 de julio de 1977, ante el notario público Tomás Lozano Molina, se constituye Club Universidad Nacional, AC (folio real 00011520).

La reprivatización de Pumas ocurre entre dos hechos trascendentales: el primer campeonato de Liga, conquistado el domingo 3 de ese mes, y la huelga de trabajadores y académicos de ese año, derrotada el jueves 7 por la alianza del gobierno de José López Portillo (judicialización contra los huelguistas), la administración de Soberón y Televisa (golpeteo mediático, apertura de sus canales para “clases extramuros” y el Estadio Azteca para la final).

La poderosa familia Azcárraga, dueña de esa televisora, comenzaba a exhibir su cara más sucia y sus manos más negras.

(Instalaciones de La Cantera de Pumas, dentro del campus de CU, más de 90 metros cuadrados, donde juegas fuerzas básicas y se ubican oficinas administrativas)

“Todos los rectores, desde Guillermo Soberón Acevedo hasta Enrique Graue Wiechers, junto a varios integrantes de las Juntas de Gobierno y los Patronatos y Consejos Universitarios como Javier Jiménez Espriú, Alfredo Adam Adam, Jorge Borja Navarrete o Bernardo Quintana Isaac, han fungido como funcionarios con poder de decisión, a la vez que son o han sido asociados del club privado, preservando así el montaje durante décadas”, denuncia Mauricio Romero, reportero acucioso de investigación del noticiero Aristegui Noticias, así como su portal (https://aristeguinoticias.com/3008/mexico/la-cara-desconocida-de-pumas-privatizacion-de-recursos-de-la-unam-y-subsidio-permanente-reportaje/)

Es la mafia del balón en el corazón del Alma Máter de México. Literal: cobra derecho de piso por jugar en CU. Como hacen carteles de la droga.

Su lema podría ser: «por mi raza hablará el hampa de la pelota». Que hasta El Chapo Guzmán envidiaría.

Y es equiparable con lo que sucedió apenas hace un par de meses con el club Morelia. Su dueño condicionó al gobierno michoacano, encabezado por Silvano Aureoles, mantener el equipo en esa entidad a cambio de 400 millones de pesos anuales.

Debido a que no obtuvo respuesta favorable, el propietario del equipo, Ricardo Salinas Pliego –cuya fortuna ronda los 12 mil millones de dólares, empresario consentido del presidente de México –, decidió mudar el club a Mazatlán, Sinaloa.

Hace más de un lustro, Romero –como ningún otro reportero, primero para la revista Contralínea, y luego Arístegui Noticias-— ha exhibido y documentado de forma acuciosa y juiciosa el pus que corroe las entrañas de la UNAM y el eufemístico Patronato que administra Pumas, sin que haya una investigación por parte del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, egresado de esa casa de estudios, ni de gobiernos previos.

Y agrega, en el reportaje publicado el 30 de agosto de 2019, un dato vergonzante, que posteriormente intentó desmentir la Máxima Casa de Estudios:

 “De 2014 a junio de 2019, la Universidad entregó a la asociación civil 338 millones 908 mil 980 pesos.”

(Cancha dos de Pumas, otro de los exclusivos espacios del equipo de futbol)

A lo largo de 43 años, sin aportar un peso, el equipo, que no es de la UNAM, bajo una brillante opacidad institucional, usufructúa alrededor de 15 hectáreas del campus universitario, en la alcaldía de Coyoacán, al sur de ciudad de México, equivalente a 150 mil metros cuadrados: el estadio México 68’ o Universitario –considerado por la UNESCO dentro del casco de CU como patrimonio de la humanidad–, la cancha dos, la Cantera, y una tienda de ropa deportiva.

Bajo el título, La cara desconocida de Pumas: privatización de recursos de la UNAM y subsidio permanente, el reportaje de Romero, comienza, así:

El mito de Pumas de la UNAM se sostiene en tres mentiras propagadas tanto por los asociados como por las autoridades, y repetidas por periodistas –Televisa, en particular–, directivos y hasta casas de apuestas:

  • Que el equipo es de la Universidad Nacional Autónoma de México,
    •Que no recibe recursos de la casa de estudios, y
    •Que comparte sus ganancias con la UNAM.

Empero, la realidad sobre uno de los equipos más populares del futbol mexicano dista de la narrativa oficial:

El club nace privado en 1954. Es expropiado en 1956. Durante dos décadas se mantiene como universitario hasta que finalmente se reprivatiza en 1977 con las promesas de que nunca utilizaría ni 1 centavo de la Universidad y que hasta le cedería íntegramente las ganancias que generara.

Actualmente, Club Universidad Nacional, asociación civil que es bien de empresarios y funcionarios de primer nivel, recibe cada año millones de pesos del presupuesto académico, utiliza gratis el estadio y los campos de entrenamiento de la Cantera Oriente; explota y subarrienda los símbolos que le dan razón de ser por medio de convenios que han llegado a ser saldados con bultos de ropa o sencillamente condonados.

De acuerdo con una nota difundida por el diario El Economista, a principios  de 2017, durante la última década, el club supuestamente universitario, había generado una derrama económica de cuatro mi 500l millones de pesos. Que contrastan con los dos mil 500 pesos mensuales que ganan algunos académicos.

Por ejemplo, la renta de un departamento de unos 80 metros cuadrados, en Villa Panamericana, cerca de CU, oscila entre 10 y 15 mil pesos mensuales. Por lo que Pumas, por el uso exclusivo de los 150 mil metros cuadrados debería pagar, al mes, entre 17 millones 500 mil pesos y 26 millones 500 mil.

Es decir, la mayoría de la población económicamente activa que paga impuestos en México, subvenciona a una empresa privada desde 1977. Y así sucede con la mayoría de los equipos profesionales de cualquier deporte.

Negocios privados con dinero del erario.

Y en el colmo, que resulta vergonzante, ominoso, cuando hay torneos o juegos dentro del estadio y se hace uso del tablero electrónico, la UNAM tiene la obligación de pagar el uso de él.

Equivale a pagar al vecino por utilizar nuestro WC.

(Tienda de Pumas, ubicada en la cabecera norte del Estadio Universitario, además de un amplio estacionamiento)

El 4 de octubre de 2019 la prensa nacional difundió opiniones del presidente López Obrador, relacionadas con el futbol, que caen como anillo al dedo a los Pumas, a cuyo patronato y autoridades universitarias, vale insistir, nadie investiga.

El caso de la compra-venta del equipo Lobos de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) –que también tenía la figura de patronato– de Liga Mx, y el posible desvío de recursos de la institución a la franquicia, debe atenderse por el gobierno de Puebla y las autoridades judiciales respetando la autonomía universitaria, explicó ese día el presidente, López Obrador.

Resaltó que el patrimonio público debe respetarse por encima de intereses particulares.

“El patrimonio público siempre se debe respetar. Siempre debe defenderse lo que es de todos los mexicanos. El interés general siempre tiene que estar por encima del interés particular”, comentó.

Ese día, durante su conferencia matutina desde la 25 Zona Militar en Puebla, López Obrador subrayó que las autoridades de la máxima casa de estudios deberán informar sobre la aplicación de recursos.

“Eso es un tema que corresponde a la universidad por su autonomía. Ellos tienen que informar y atender este asunto con sus órganos internos. Si hay denuncias por malversación de fondos en la universidad, eso ya corresponde a la autoridad judicial en Puebla. Ahí se deben resolver estos casos”.

Confió, incluso, en que el gobernador de Puebla por el partido Morena, en el poder, Miguel Barbosa, atendería el asunto, «sin encubrir a nadie»; además, de que el Tribunal Superior de Justicia del Estado realizaría su parte en el proceso correspondiente.

“Es un asunto que estoy seguro que va a atender el gobernador, le tengo confianza al gobernador Miguel Barbosa, él no va a encubrir a nadie. Por encima de la ley nadie”, sugirió e insistió:

“Es un tema de Puebla que debe atenderse respetando su autonomía, así como el Tribunal Superior de Justicia del Estado y el gobernador”.

Más de un año después nada ha sucedido.

Y, sí, Lobos BUAP son una afrenta al pueblo.

Mientras, los ‘gloriosos’ Pumas, insaciables, devoran a la UNAM.

Y nada pasa… ni pasará.

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